La creatividad se puede trabajar, desde luego que sí. Es como la inspiración: ponte a trabajar y acabará llegando.
Luis Landero en su último libro tiene una plegaria a la inspiración que tiene fragmentos desesperados y bellos, llenos de humanidad. Es una plegaria a la creatividad, al boicot que nos hace el cerebro cuando no te sientes inspirado. Lo único que podemos hacer ante una sequia es trabajar, no parar, seguir investigando, no cansarse…
El cerebro está preparado para hacer el mínimo esfuerzo, se acomoda, le encanta la inercia, hacer las cosas sin pensar, ir por el camino de siempre, comer lo de siempre, vestir como siempre… y te lanza mensajes de: ”no puedes”, “te vas a caer”, “eso está muy visto”, “te va a sentar mal”… etc y todo tipo de frases hechas que te van minando la moral.
La lucha contra el cerebro es tu mejor baza para potenciar la creatividad y cuando lo alimentas y lo acostumbras, luego es al contrario, se siente seguro en esa faceta.
En la escuela, en clase a menudo se os pedirá opinión sobre el trabajo de un compañero y siempre os decimos: no te justifiques, no te disculpes, acepta lo que te dicen, luego haz con eso lo que quieras, pero escucha. Elimina los malos pensamientos de ese feedback, (que en ingles tiene ese maravilloso nombre de alimentar), porque lo que se hace es alimentar la creatividad, puede que esa idea no me valga, pero tenemos la increíble capacidad de relacionar unas cosas con otras, algo en lo que las máquinas no nos han superado aún (o eso creo, los que me conocen saben que no me llevo especialmente bien con ellas)
Por eso también os digo: que nadie deje de ofrecer su comentario, su idea… Quizás ese no valga, pero lleva una cola detrás que pueden ser clave.
Creatividad, qué palabro tan bonito, me encanta. Para ello hay que construir en la clase de interpretación una atmósfera de confianza, otro palabro favorito, ser confiables, en fin, un lugar donde podamos equivocarnos.
El error es la base del conocimiento, cuántas veces hemos oído esa frase y aun así, cuánto miedo tenemos a equivocarnos… pues equivoquémonos, a veces me dan ganas de pediros que hagáis la peor actuación que podáis, para que nos quitemos ya ese pudor, es más, puede que lo haga.
Seamos creativos, sorprendamos a nuestro cuerpo, hagamos movimientos sin pensar, dejemos que el aire nos mueva, dejemos las cabezas pensantes fuera de clase durante un rato, seamos una cuerda, seamos un color, interpretemos sin juzgarnos, sorprendamos a nuestra mente con nuestros “minutos de oro”. En fin, sois creativos, sois únicos, sois imaginativos, sois la perfección siendo vosotros mismos.