EL BUEN ALEMÁN

Esta película es un experimento de Steven Soderbergh para hacernos revivir los esplendorosos años del cine clásico, preocupándose meticulosamente por su aspecto formal. Para realizar este thriller, Soderbergh ha utilizado las técnicas cinematográficas propias de los años 40: está rodada en blanco y negro, con lentes fijas, con los instrumentos de grabación de sónido de aquella época, proyecciones para simular los fondos y, por supuesto, sin efectos especiales digitales.

Todos estos detalles dan a la película un aspecto de fragilidad e incluso de deterioro, con un sonido empobrecido y algunos fotogramas aparentemente desgastados. Considero que esta es la clave donde reside el encanto del film.

Además la fotografía es espectacular, muy cuidada en cada plano, que realza mágicamente las miradas y los gestos de los personajes, e intensifica cada sensación.

Los paralelismos con el cine clásico son innumerables. Cabe destacar el brillante homenaje realizado a Casablanca. Como muestra de ello, no hay más que observar el cartel de la película, o la secuencia del aeropuerto, lloviendo, bajo un paraguas.


La historia se presenta en un marco histórico muy trabajado, ya que se ilustra la situación del momento, alternando secuencias documentales reales del Berín de la postguerra.

Nos encontramos en una Alemania desolada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado más sangriento de la historia. La última conferencia de los Aliados nos sitúa en Postdam. Los participantes son la Unión Soviética (Stalin), el Reino Unido (Attlee) y Estados Unidos (Truman), los cuales determinan el destino de la Alemania vencida. Poco después de celebrarse la conferencia, Estados Unidos arrasa Hirosima y Nagasaki con su bomba atómica, lo que conduce a la rendición de Japón y al fin de la guerra.

Con esta situación como telón de fondo nos adentramos en la historia de Jake Geismer (George Clooney), un corresponsal de guerra estadounidense que viaja a Berlín para cubrir las noticias relacionadas con la conferencia. Su chófer, el cabo Tully (Tobey Maguire), un hombre corrupto que trafica en el mercado negro con todos los bandos, le conduce hasta su antigua corresponsal, Lena Brandt (Cate Blanchett). Un misterioso asesinato y el amor incondicional que Jake siente por Lena, lo conducen a una peligrosa espiral de sucesos oscuros, conspiraciones y conflictos de intereses, mientras el resto de personajes tratan de rehacer sus vidas tras esta situación de caos.

La falta de escrúpulos de la mayoría de los personajes, movidos por el instinto de supervivencia, y la situación de pobreza y desesperación de la población desencadenan esta desenfrenada búsqueda de la verdad por parte de Jack. Llega a la conclusión de que no se puede confiar en nadie, de que las cosas no son lo que aparentan ser y, sobre todo, que debe vigilar muy bien sus espaldas. En estos momentos, es imposible predecir por dónde van a venir los disparos y las puñaladas. El desenlace final es muy sorprendente.

Tratamiento impecable, rigor histórico, actores brillantes y una historia de intriga y pasiones. Merece la pena.

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