No, no es como «vivir del cuento».
Un poco de historia:
Sobre todo a partir de finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte, coincidiendo con el inicio de una sociedad industrial, surgieron los primeros cómics con difusión y accesibilidad a prácticamente todos los bolsillos.
Contrariamente a lo que se suele creer, no estaban orientados solamente a niños y jóvenes. Se buscaba que pudieran leerlos personas de todas las edades y condiciones sociales.
No existían, por supuesto, los videojuegos, ni la televisión, ni siquiera la radio. Por lo tanto era, junto a las revistas, libros, el teatro y el cine, el único medio de «evasión» y entretenimiento. Y el más económico de los cinco. Superaron a sus directos «competidores» (revistas y libros) en aceptación popular, ya que exigían menos esfuerzo para su lectura en una sociedad en la que más de de la mitad de la población no sabía leer ni escribir.
Volviendo al título de este artículo, me centro en las peculiaridades de la profesión de dibujante de cómic. Vayamos a los mencionados inicios de este «oficio artístico».
escuela de comicEn algunos casos, al ser periódicos y publicaciones periódicas quienes editaban estos primeros «tebeos» entre sus páginas, los dibujantes percibían un sueldo. Venía a ser un puesto de trabajo «convencional». Los artistas tenían que «currar» en la editorial todos los días en el horario establecido para todos los trabajadores. Tenían una mesa o estudio dónde realizar sus historietas y dibujos, frecuentemente bajo la a veces fiscalizadora mirada del director o editor, lo que seguramente mermaba la creatividad del dibujante.
El sueldo no solía ser muy destacado, y habitualmente era similar al de cualquier trabajador medio de la editorial.
Pasado no mucho tiempo se adoptó la fórmula laboral de lo que hoy llamaríamos «Freelance». Es decir, el dibujante de cómics realizaba sus páginas en casa y entregaba con periodicidad. Esto provocó que el artista tuviera que «autodisciplinarse» para entregar los cómics a tiempo. Algún famoso autor de cómics llegó al extremo de entregar páginas en la famosa editorial Bruguera con sólo las esquinas de cada hoja dibujadas, ya que el contable pagador acostumbraba a mirar sólo esta parte del taco de páginas con un dedo para hacer el recuento.
Picarescas «typical spanish» aparte, el hecho de que el dibujante no trabajara a sueldo en esta fórmula de trabajo podría hacer pensar que el autor «saldría perdiendo» económicamente hablando. Nada más lejos de la realidad.
La proliferación y creciente demanda de cómics en el mercado, sobre todo a partir de los años 50 y 60 hizo que los dibujantes de cómics tuvieran trabajo continuamente. Cualitativamente hablando, los buenos, los regulares…. y los malos también. Tal era la «avidez lectora» del público.
Por lo tanto, un dibujante «freelance» de cómics podía ganar mucho más dinero que uno a sueldo. Conviene puntualizar que más por volumen de trabajo por ser bien pagado.
Ahora veamos los inconvenientes (y alguna ventaja) de esta profesión en aquellos tiempos.
1- En esa época no se reconocían los derechos de autor de los cómics. Los editores reeditaban las historietas y el dibujante «no pillaba ná».
2- No existía la figura fiscal del Autónomo. El dibujante no pagaba a Hacienda.
3- Dibujar «tebeos» o cómics no se consideraba Arte, sino oficio, y era visto como un trabajo de «artistas de poca monta» e idioteces similares. (Lo de idiotez es un calificativo de mi cosecha). Además, en España no existían «club de funs» de dibujantes de cómic ni sección de correo del lector de las revistas de historietas, como si había en otros países, como por ejemplo, EEUU y Japón.
4- Había una censura implacable. A Manuel Vázquez le llegaron a censurar ¡un sillón! por…¡Lujurioso de formas!
curso de comic
Pasados los años, casi todo cambió. Veamos la situación actual.
Con el surgimiento de las tiendas de cómics, el «tebeo» dejó de ser un producto prácticamente «enterrado» entre los cientos de grandes revistas y diarios de los kioskos de prensa y obtuvo un merecido reconocimiento.
Esto mejoró la tirada y calidad, tanto de impresión como artística de los cómics, y sobre todo, los «especializó». Paulatinamente fueron desapareciendo las revistas de cómic con varios autores y estilos, dando paso al formato»comic-book» o novela gráfica. Es decir, historias completas de un sólo autor.
Esta nueva fórmula ha beneficiado a todo el mundo:
-El dibujante: Tiene más protagonismo y su obra está mejor editada. (Papel, impresión)
-El lector: Paga sólo por lo que quiere leer.
-El editor: Le facilita las cosas. Al ser «obras completas», no existe periodicidad, y no tiene que depender de cuando entrega las páginas el dibujante. Además, por la mencionada ausencia de periodicidad o «fecha» en el cómic, puede mantenerlo a la venta mucho más tiempo.
curso de dibujo
Económicamente hablando, el dibujante ha mejorado ostensiblemente. A pesar de no existir un precio por página de cómic estipulado, este es comparativamente más alto que en el pasado. Normalmente se paga «por página», independientemente del tiempo que haya invertido el artista en realizarla. Esto podría ser considerado «injusto», ya que no se tarda lo mismo en realizar un cómic de estilo humorístico que uno realista, por ejemplo.
Pero como el precio «es libre», todo depende de la negociación editor/dibujante.
El «problema» para dedicarse a hacer cómics es que se necesitan tener tres cosas: 1- Algo de imaginación. 2- Saber dibujar (al menos un poco) y 3- Conocer la técnica narrativa y visual del dibujo de cómics. (En las dos últimas premisas yo tengo algo que decir)
Ventajas de esta profesión en la actualidad:
1- Existe, por Ley, derechos de autor reconocidos para todos los dibujantes de cómic. Las reediciones son remuneradas, a no ser que el artista haya firmado un contrato o factura que especifique que el autor cede los derechos de la obra.
2- El dibujante de cómic está bien considerado social y artisticamente.
3- Existe libertad casi absoluta de creación.
4- El dibujante de cómic está bien remunerado, por lo general. (Ademas, en ocasiones, los editores llegan a adelantar «dinero a cuenta» a los artistas)
5- (Y esto lo digo yo) Dibujar cómics «mola un montón». Disfrutas haciendo disfrutar.
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